Con mucha frecuencia,
en la bibliografía de distintas publicaciones se observan nombres y autores
que, además de repetirse y reiterarse como fuente de información en
innumerables ediciones, estas obras – debido a la época en que fueron escritas
– están prácticamente “desaparecidas” en nuestros días.
Cuando por azar o por una eventualidad se tropieza con uno de estos raros
ejemplares, la Polilla Jazzera que uno lleva por dentro, sabe que el “alimento” en estos casos consiste en conservar ese
material y, dado la importancia del tratamiento procurado al tema desde la
perspectiva histórica, la conveniencia de revisitarlo y compartirlo. De eso se
trata. Otra mirada, a partir de aquella mirada. (JR)
Continuación…(…) En las versiones
"hot" nacidas bajo el sol de la improvisación, cuando el artista
"gets in the groove" como se dice en la jerga de los músicos
norteamericanos, existe siempre una profunda influencia recíproca entre los
instrumentistas. La chispa de invención que se enciende en un ejecutante se
contagia a los demás miembros de la orquesta. Después de que un solista ha engendrado un pasaje cuajado de belleza,
el que debe seguirlo en el orden de la versión - si ella se realiza mediante
sucesiones de solos, de acuerdo con lo que se denomina "Memphis school" o, "Take
your turn" - tratará de emularlo; de crear un fuego más ardiente; de
lograr mayor fecundidad en sus hallazgos sonoros. De tal suerte, se establece
un clima de rivalidad, de mutua superación, que puede llevar, y lleva -
particularmente en las improvisaciones colectivas a las que nos referiremos de
inmediato - a las regiones más puras de la invención musical.
Ocioso es manifestar, pues, que el temple en
que se practique la improvisación guarda estrecha atingencia con la calidad de
las ideas musicales que cada miembro del conjunto aporte. De ahí que, cuando un
improvisador se halla rodeado de elementos de positiva laya, tienda a
superarse.
(...) La improvisación en el "jazz"
acusa, además, un carácter especial, pues, invariablemente va acompañada,
cuando es genuina y está realizada por maestros del género, de la típica
entonación "hot", de las inflexiones y del énfasis rítmico o
"swing" que caracteriza al "jazz" afronorteamericano
castizo. Porque es en la ejecución improvisada donde la música rítmica pone en
juego, hasta el máximo, toda la capacidad de sus recursos técnicos y
expresivos.
Todo esto, en cuanto a la improvisación en
general. Pero todavía nos resta hablar específicamente de la improvisación en
grupo, colectiva o polifónica, característica de la escuela de Nueva Orleans.
Bajo el evidente influjo de la música
folklórica afro estadounidense, cuyo carácter es polifónico - a excepción de
los "hollers", de los "blues" y las baladas épicas y
narrativas - la estética sonora que tratamos desarrolló, desde su nacimiento,
una técnica polifónica y contrapuntística, que excluía la instrumentación en
octavas o en unísonos.
Como consecuencia de ello, el ejecutante
prescindió, sin esfuerzo, de la exactitud y la meticulosidad de la labor en las
secciones de la orquesta. Se consagró, más bien, a la improvisación a varias
voces y a la ejecución flexible y "abandonada". Y en este terreno,
erizado de dificultades de orden técnico, logró descubrir una nueva dimensión
en la realización orquestal, preñada de hallazgos originales y de
improvisaciones singulares. (Continúa)
Tomado de: “Estética del Jazz” de Néstor R.
Ortiz Oderigo / Ricordi Americana, Buenos Aires, Argentina, 1951
Foto: Músico callejero en Memphis
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