Continuación. En la década del 50, los ritmos que en forma general se escuchaban en Brasil eran la balada, el cha-cha-cha, el bolero y el samba más tradicional. Los jóvenes de la clase media brasileña, cansados de estas propuestas, se volcaron al jazz como una manera de satisfacción musical.
Estos jóvenes, casi todos de la zona sur de Río de Janeiro, se reunían en sus apartamentos para escuchar discos llegados desde los Estados Unidos y también para intentar nuevas formas musicales. Esto ocurría sobre todo en casa de las hermanas Danuza y Nara Leao. Entre los que se reunían estaban Antonio Carlos Jobim, Carlos Lyra, Milton Banana, Ronaldo Bóscoli, Roberto Menescal y, los ya mencionados y más adultos, Alfredo José da Silva y Vinícius de Moraes, entre otros. Conviene recordar que esas inquietudes musicales se manifestaban en un momento muy particular de la historia brasileña, cuando el presidente Juscelino Kubitschek imponía un clima de euforia nacionalista al tiempo que impulsaba el desarrollo y la modernización del país. Fue el mismo Kubitschek quien, junto con los arquitectos Lúcio Costa y Oscar Niemeyer levantó la ciudad de Brasilia en cuatro años, para instalar la nueva Capital.
Lo cierto es que en aquellas reuniones musicales surgieron los primeros proyectos. En uno de ellos trabajaron en forma conjunta Jobim y Vinícius, quienes después de "Orfeu da Conceiçao" habían descubierto sus afinidades estéticas. Elizete Cardoso - por entonces una verdadera diva del espectáculo - grabó, entre marzo y abril de 1958, el álbum "Cançao de Amor Demais", para el sello "Festa" Todas las canciones fueron compuestas por Jobim y Vinícius y entre ellas figuraban: "Chega de Saudade", "Serenata do Adeus", "Outra Vez", "Estrada Branca" y "Luciana". En algunos temas, el guitarrista era un bahiano poco conocido hasta entonces: Joao Gilberto (do Prado Pereira de Oliveira). Su manera de tocar cambió la historia: con la guitarra alteraba el ritmo del samba clásico y lo convertía, con una nueva división en algo totalmente diferente. Ese rasgueo, esa célula que parecía algo independiente del resto de la masa orquestal, habría de constituirse en el marco del moderno samba brasileño, la nueva voz.... la bossa nova.
A partir de ese momento, algunos músicos se movieron para permitir que Joao Gilberto pudiera grabar. Superando la resistencia de algunos empresarios, Gilberto registro para la Odeon su primer disco como cantante. Fue un 78 RPM con "Chega de Saudade", de Antonio Carlos Jobim y Vinícius de Moraes, en una de las caras, y "Bim-Bom", del propio intérprete, en la otra. Esto ocurrió el 10 de Julio de 1958. Unos meses después, el 10 de noviembre, registraba su segunda placa con "Desafinado", de un lado y "Oba La La" del otro. En diciembre de ese mismo año, "Chega de Saudade" se había convertido en gran éxito en Sao Paulo primero y después en Río de Janeiro. Había nacido la Bossa Nova.
El público, y también los intérpretes y compositores, no tardaron en advertir que Joao Gilberto desataba la revolución total. Su voz y su guitarra eran una forma nueva de expresión. Eran instrumentos nuevos, sin antecedentes directos. De inmediato, Joao, sin proponérsele, comenzó a influir sobre los músicos jóvenes de Río: cantantes, compositores y arreglistas. En él estaba el estilo que se oponía a lo común de la época: nada de malabarismos vocales, nada de brazos abiertos, nada de emoción superficial. Gilberto rompió con la estructura del show. Inventó un mundo íntimo, llenos de sofisticaciones, de estudio, de sutilezas. Enriqueció con su talento las nuevas canciones y con su imaginación renovó las viejas. Esto se hizo claro cuando el público conoció, en marzo de 1959, el primer álbum de Gilberto. El productor fue Aloisio de Oliveira, mientras que los arreglos corrieron por cuenta del pianista Antonio Carlos Jobim, quien además suscribió los comentarios de la contraportada, afirmando: "Gilberto es un bahiano bossa nova de 27 años. En muy poco tiempo influyó sobre toda una generación de arreglistas, guitarras, músicos y cantantes". Ese disco incluía viejos y nuevos temas corno "Brigas Nunca Mais", "Lobo Bobo", "Maria Ninguém", "Rosa Morena" y "Chega de Saudade", que le daba el título general, entre otros. En este trabajo quedó claro que, cuando Joao cantaba, había un juego rítmico entre la guitarra, la voz y la batería. No se trataba de una "batida" cuadrada, que se repetía como con un molde. Se generaba, en cambio, una nueva combinación rítmica de melodía con armonía: la melodía en un ritmo, la armonía en otro. Esto es particularmente apreciable en "Bim-Bom", donde se advierte la disociación entre el acompañamiento que Gilberto produce en la guitarra y lo que él canta. (Continúa…)
(tierra.free-people.net)
Foto: Tom Jobim, Vinicius De Moraes, Ronaldo Bóscoli, Roberto Menescal y Carlos Lyra
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