El bajista y escritor Bill Crow publicó en 1990 uno de los libros de jazz más simpáticos que existen: "Jazz anecdotes" (Anécdotas del jazz), con cuentos, chistes, curiosidades e historias alrededor de lo que se define como el más grande aporte artístico que le ha dado Estados Unidos al mundo.
El racismo. Otro aspecto con el que lidió el jazz fue el racismo, aunque fue una música que ayudó a ir contra esos prejuicios porque juntó en las agrupaciones a negros y blancos. Y entre la audiencia, ¿cómo se iba a admirar la música sin apreciar a sus ejecutantes?
No obstante, muchos directores blancos no se arriesgaban a tener negros en sus bandas. Y entre los negros se veía mal que se tocara con blancos porque el jazz era música de negros. Sonny Rollins fue criticado por tener en su grupo a Jim Hall, y Miles Davis por contratar a Bill Evans.
Cuando Nat King Cole se mudó a una urbanización de blancos en Los Angeles, los vecinos comenzaron a reunir firmas contra "vecinos indeseables". Cole pidió la lista para firmarla también porque tampoco quería vecinos indeseables.
La mismísima Bessie Smith murió porque luego de un accidente automovilístico fue rechazada en un hospital de blancos y en la búsqueda de otro centro asistencial se desangró.
De la Smith, Louis Armstrong cuenta que una vez un tipo le pidió cambiar un billete de U$S 100, a lo que ella se levantó la falda, sacó los billetes y le cambió el dinero. "Ese era su banco".
De Armstrong se cita también lo siguiente en torno una entrevista:
-¿No ha terminado aún su autobiografía?
-¡Oh, no! Todavía. Tengo 600 páginas escritas y sólo voy por 1929.
Jelly Roll, Duke y Bird. Sobre Jelly Roll Morton, otro de los pioneros del jazz, se narra que el trombonista Zue Robertson no quería tocar una de las piezas del repertorio como Morton deseaba, por lo que sacó una pistola y la puso encima de su piano. Robertson tocó tal cual se lo estaban pidiendo.
Edward Ellington fue bautizado en su adolescencia como "Duke" (Duque), por un amigo glamoroso que vestía muy bien y siempre iba a las mejores fiestas. "Para resaltar mi compañía y amistad me dio ese título".
Ellington tenía una personalidad bien particular y era muy supersticioso: No le gustaban colores como el amarillo, no regalaba ni recibía zapatos porque el receptor podía irse y no volver; temía las ventiscas y mantenía las ventanas cerradas, tenía miedo de los aviones y sólo los tomaba cuando no había otra opción; no podías entrar a su camerino comiendo maní o algo parecido ni podías silbar; no usaba un traje si se le caía un botón, no tenía reloj pero todo el tiempo quería saber qué hora era; no botaba de su orquesta a ningún músico, sino que le hacía la vida imposible o contrataba a alguien que tocara el mismo instrumento -pero mejor- y se lo ponía al lado.
Uno de sus saxofonistas tenor estrella: Paul Gonsalves, tenía problemas con el alcohol y las drogas, mas Ellington lo defendía. En una ocasión dormía, ya venía su solo en "Take the A train" y lo despertaron. Gonsalves medio dormido marchó al frente de la tarima en la que el violinista Ray Nance acababa de intervenir y la audiencia aplaudía. En ese momento fue cuando realmente despertó y pensó que la ovación era para él y que ya había hecho el solo, por lo que – sin hacerlo – regresó a su asiento.
A otro saxofonista: Charlie Parker, le pusieron el apodo "Bird" (pájaro) después de que el carro en el que iba atropelló a una gallina. Le dijo al chofer que regresara para buscarla y comérsela.
Parker no asistía a los ensayos, se aparecía dos o tres minutos antes de la función, le echaba una ojeada a sus partituras y cuando subía el telón ahí estaba tocando el tema como si le perteneciera, incluso incorporando nuevas ideas.
Gregorio Montiel Cupello / Caracas
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