João Donato de Oliveira Neto es un pianista de jazz brasileño y bossa nova, probablemente mejor conocido por sus numerosos álbumes como líder de banda. Primero trabajó con Altamiro Carrilho y llegó a tocar con otros maestros como Tom Jobim, Astrud Gilberto, así como anfitrión de otros.
Nació en Río Branco, la capital del estado de Acre, Brasil, el 17 de agosto de 1934. Su padre, también llamado João Donato, era piloto y en su tiempo libre le gustaba tocar la mandolina en su casa. Su madre cantaba y la hermana mayor, Eneyda, resultó ser pianista también. El más joven, Lisias, se convirtió en el socio principal en las composiciones de su hermano.
En 2007, el escritor americano Allen Thayer escribe, entre las doce páginas que escribió sobre João para Wax Poetics, la revista New York Jazz: "João Donato merece un lugar entre las leyendas de la música brasileña, junto a Antonio Carlos Jobim, João Gilberto, Dorival Caymmi, Ary Barroso y muchos otros, a pesar de su experimentación (...) con varios géneros de la música que convierte a cualquier intento de clasificar en un reto".
En un texto publicado en Internet, Alexandre Carvalho dos Santos, sugiere la música de Donato como una forma de curación para la depresión: "Recomiendo escuchar a João Donato, no sólo a alguien que esté interesado en la música de primera clase, un pianista impresionante y una selección de composiciones históricas. Se lo recomiendo a cualquiera que necesite un anti-depresivo, una sesión de acupuntura o cualquier otra forma de relajación profunda.
Escucha música las 24 horas: la música que existe y está grabada y aquella que le viene a la mente y que rápidamente, para no olvidar la melodía, trata de anotar en algún papelito o registrar electrónicamente, hasta que pasado un tiempo, comienza a decantar y echa en la basura lo que él considera como tal y salva lo que pueda transmitirle a las personas un buen estado de ánimo, pues no le gusta impregnar sentimientos desagradables, como aquellos que transpone a la composición cuando está deprimido o con el “astral bajo”, como dicen los brasileños.
Para Donato, “la música es una religión”, a la que hay que dedicarse en cuerpo y alma, no es un “vacilón”, que puede dar espacio a otras cosas y pasiones. Hay que estar en total sintonía con ella, pues es algo “sagrado, más espiritual, una diversión sana”. Es “algo sencillo que cala en el corazón, algo infantil...”
Referencias: Ricardo Alvear / lamusicasalsa.net
Antón Vélez Bichkov / esquife.cult.cu
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