viernes, 24 de mayo de 2013

La Polillazzera: La Improvisación (5)


Con mucha frecuencia, en la bibliografía de distintas publicaciones se observan nombres y autores que, además de repetirse y reiterarse como fuente de información en innumerables ediciones, estas obras – debido a la época en que fueron escritas – están prácticamente “desaparecidas” en nuestros días. Cuando por azar o por una eventualidad se tropieza con uno de estos raros ejemplares, la Polilla Jazzera que uno lleva por dentro, sabe que el “alimento” en estos casos consiste en conservar ese material y, dado la importancia del tratamiento procurado al tema desde la perspectiva histórica, la conveniencia de revisitarlo y compartirlo. De eso se trata. Otra mirada, a partir de aquella mirada. (JR)
Continuación…(…) En las versiones "hot" nacidas bajo el sol de la improvisación, cuando el artista "gets in the groove" como se dice en la jerga de los músicos norteamericanos, existe siempre una profunda influencia recíproca entre los instrumentistas. La chispa de invención que se enciende en un ejecutante se contagia a los demás miembros de la orquesta. Después de que un solista  ha engendrado un pasaje cuajado de belleza, el que debe seguirlo en el orden de la versión - si ella se realiza mediante sucesiones de solos, de acuerdo con lo que se denomina "Memphis school" o, "Take your turn" - tratará de emularlo; de crear un fuego más ardiente; de lograr mayor fecundidad en sus hallazgos sonoros. De tal suerte, se establece un clima de rivalidad, de mutua superación, que puede llevar, y lleva - particularmente en las improvisaciones colectivas a las que nos referiremos de inmediato - a las regiones más puras de la invención musical.
Ocioso es manifestar, pues, que el temple en que se practique la improvisación guarda estrecha atingencia con la calidad de las ideas musicales que cada miembro del conjunto aporte. De ahí que, cuando un improvisador se halla rodeado de elementos de positiva laya, tienda a superarse.
(...) La improvisación en el "jazz" acusa, además, un carácter especial, pues, invariablemente va acompañada, cuando es genuina y está realizada por maestros del género, de la típica entonación "hot", de las inflexiones y del énfasis rítmico o "swing" que caracteriza al "jazz" afronorteamericano castizo. Porque es en la ejecución improvisada donde la música rítmica pone en juego, hasta el máximo, toda la capacidad de sus recursos técnicos y expresivos.
Todo esto, en cuanto a la improvisación en general. Pero todavía nos resta hablar específicamente de la improvisación en grupo, colectiva o polifónica, característica de la escuela de Nueva Orleans.
Bajo el evidente influjo de la música folklórica afro estadounidense, cuyo carácter es polifónico - a excepción de los "hollers", de los "blues" y las baladas épicas y narrativas - la estética sonora que tratamos desarrolló, desde su nacimiento, una técnica polifónica y contrapuntística, que excluía la instrumentación en octavas o en unísonos.
Como consecuencia de ello, el ejecutante prescindió, sin esfuerzo, de la exactitud y la meticulosidad de la labor en las secciones de la orquesta. Se consagró, más bien, a la improvisación a varias voces y a la ejecución flexible y "abandonada". Y en este terreno, erizado de dificultades de orden técnico, logró descubrir una nueva dimensión en la realización orquestal, preñada de hallazgos originales y de improvisaciones singulares. (Continúa)

Tomado de: “Estética del Jazz” de Néstor R. Ortiz Oderigo / Ricordi Americana, Buenos Aires, Argentina, 1951
Foto: Músico callejero en Memphis

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