Uno de los pianistas venezolanos más internacionales. Su nuevo y excelente disco “Africa latina” entrelaza la diáspora africana en Suramérica con sus conexiones en el continente negro
Desde los años noventa una serie de pianistas venezolanos comenzaron a establecerse en Estados Unidos, consolidando sus carreras y haciéndose de un nombre.
Entre ellos Ed Simon, Otmaro Ruiz, Luis Perdomo, Silvano Monasterios y Leo Blanco.
Este último, tras ganar una beca, se mudó a Boston, Massachusets, en 1996 para estudiar composición e improvisación en el prestigioso Berklee College of Music, de donde egresaron figuras como Frank Quintero, Juan Luis Guerra y Billy Joel.
Al siguiente año se hizo de otra beca, esta vez de la Boston Jazz Society, y del premio Billboard Grant Award. Como si fuera poco, ganó también un master de composición en jazz en el New England Conservatory.
Hoy día Leo Blanco da clases en Berklee, la revista Boston Magazine lo escogió como una de las 40 personalidades de la ciudad y en 2006 se hizo merecedor del Bank of Scotland award como “Mejor ejecución musical en el Festival Internacional de Edinburgh”.
El diario británico The Herald escribió sobre él en los siguientes términos: “Es la próxima estrella del jazz internacional. Un músico de habilidades extraordinarias y un compositor con inmensa imaginación”.
De cuando en cuando viene a Venezuela para presentarse en Caracas y visitar a la familia en su natal Mérida. Así fue, cuando bautizó en Corp Banca su tercer disco solista: “Africa latina”.
El norte no es una quimera. “Africa latina” retrata y resume la evolución y los logros que ha venido consiguiendo Blanco en el norte en la búsqueda de una personalidad musical propia.
Es un jazz latino, sí, pero no con ingredientes cubanos, sino venezolanos, colombianos, peruanos y africanos.
Blanco se planteó este disco como un intento de abordar las consecuencias de la diáspora africana en Suramérica y sus conexiones con el continente negro.
De aquí la presencia de cantos, ritmos e instrumentos afro-venezolanos de nuestra costa central, de la gaita colombiana, del landó afro-peruano, de Etiopía y Ghana.
Por los mismos motivos los títulos de las piezas son “Caraballeda”, “Gaita”, “Perú landó”, “Afro east”, “Yemen” o “Venezuelan rhapsody”.
Por igual debemos destacar la presencia de músicos como el baterista mexicano Antonio Sánchez que ha formado parte del Pat Metheny Group; el versátil percusionista Steve Shehan (que coproduce el disco junto con Leo), el gran bajista surafricano Bakithi Kumalo, que tocó con Paul Simon en su referencial disco “Graceland”; el guitarrista de Benín: Lionel Loueke, que cada vez es más cotizado en el jazz mundial; la percusionista venezolana radicada en California Jackeline Rago, y el igualmente percusionista Diego Alvarez (hijo de Morella Muñoz).
También hay que citar a la afro-barloventeña Heidi Rondón, no tan conocida como los otros, pero quien canta en contrapunteo con el africano Loueke (que lo hace en dialecto fon) en "Serendipity", uno de los momentos más hermosos de este disco cuando se encuentran el Africa originario con su diáspora en Venezuela en medio de quitiplás afro-venezolanos y djembés africanos.
Afro este. “Afro east” es otro encuentro entre Africa y sus consecuencias en Venezuela. Tambores culo ´e puya se entrecruzan con el mesinko (violín de Etiopía), la krar (arpa etíope) y los cantos de Dagara, Ghana.
La pieza que le da título al disco es otro punto de inflexión. El saxofonista Pablo Gil la grabó en su segundo disco, “Símbolos”. En esta ocasión su autor la extiende a casi once minutos y medio tocando piano eléctrico Fender Rhodes, un instrumento hoy descontinuado pero poseedor de uno de los timbres más especiales que se pueden encontrar entre los teclados.
El investigador y africanólogo Jesús "Chucho” García escribe en los comentarios del librito del CD sobre los ecos del legendario disco “Bitches brew” de Miles Davis que se pueden conseguir en este tema, y razón no le falta. La atmósfera que se consigue no deja dudas de por qué terminó siendo el nombre del disco.
La sensibilidad y emotividad de “Perú landó” refleja el estilo de Leo como excelente pianista que es, pero no uno que se regodea en la rapidez y el virtuosismo, sino en el buen gusto y la elegancia.
Del resto de los tracks por igual hay mucho que comentar, pero hace falta más espacio.
“Africa latina” es uno de los mejores discos que han salido últimamente no solo en Venezuela, sino en el mundo. Uno de los aportes más solventes por parte de los músicos que están saliendo del país y que ahora tienen proyección y tribuna internacionales.
World Jazz. Así es como a Leo Blanco le gusta definir su música, como sucede con su anterior CD “Roots and effect” (Raíces y efecto), un trabajo a medio camino entre las tonadas y la onda nueva venezolanas, el merengue caraqueño, la música de los pigmeos de Africa central y el jazz.
Gregorio Montiel Cupello (*)
(*) Gregorio Montiel Cupello. Comunicador Social y locutor, egresado de la Universidad Católica Andrés Bello. En su carrera como periodista investigador musical hizo los musicales “Brasil Canta” y “Latinoamérica: La raza cósmica”, que se trasmitieron hasta 1992. Ha estado a cargo de programas musicales en la Emisora Cultural de Caracas, 97.7 FM, Radio Nacional de Venezuela, Radiodifusora Venezuela, Caracas 92.9 FM y Jazz 95.5 FM. Entre esos programas destacan “Metamorfosis”, la versión radial de "Latinoamérica: La raza cósmica" y “Madre Africa”. Sus artículos sobre el tema musical han sido publicados en diversas revistas y semanarios venezolanos como "Feriado", "Estampas", "Jazz y algo más", Urbe", "Musiké" y "En Caracas”. Fuera de Venezuela ha sido leído en "Pelo" (Argentina), "La Banda Elástica" (Los Angeles), "Jazz Forum" (Polonia) y “En Clave de Jazz” (Uruguay).
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